viernes, 13 de noviembre de 2015

EL MANANTIAL ENCANTADO

EL MANANTIAL ENCANTADO 

(Basado en la "Encantamenta", leyenda popular de Valle de La Serena)

Por Sandra María Calvo Fernández

   En un pueblo llamado Valle de la Serena existe un manantial donde los pastores tenían costumbre de llevar sus rebaños de ovejas para que bebieran agua.

  Sin embargo, cerca de ese paraje, conocido por todos como el manantial del "Buen Cristiano",  había una cueva en la que vivía una joven que estaba encantada. Cuando los pastores paraban en aquel lugar para que su ganado bebiera agua, ella salía y los encantaba, luego los llevaba a su cueva, donde transformada en una horrible bruja, los mataba. Algunos pastores, cuando pasaban cerca de la cueva, escuchaban los gritos y alaridos de aquellos que habían caído en sus redes, pero ya nada se podía hacer.

   Pero aquella mujer, también era víctima de un encantamiento. Hubo un tiempo, justo después de que estas tierras fueran reconquistadas por los cristianos, en el que su vida no se distinguía de la de cualquier otra chica de su edad, pero una maldición la había convertido en aquel ser del que todos hablaban y al que todos temían.


Ilustración Vicente Mansilla Jiménez
   Para deshacer el conjuro que la mantenía atrapada en aquel encantamiento, un hombre debía liberarla realizando tres pruebas.

   Una noche, un joven, atraído por la famosa belleza de la moza encantada y  dispuesto a terminar con tal encantamiento, la llamó desde lo alto de una roca y entonces ella apareció y le dijo: 

   –Para deshacer mi encanto tienes que saltar desde esta roca tres veces.

   –¡Está bien, lo haré! –exclamó el muchacho muy decidido.

   La roca no estaba muy alta, así que saltó dos veces sin problemas, pero cuando fue a hacerlo por tercera vez, miró al suelo y vio cómo debajo de sus pies había un precipicio; entonces sintió temor y salió corriendo.

    Sin embargo, ella volvió otra vez y le dio una segunda oportunidad:

   –Esta vez tienes que torear.

   –De acuerdo –aceptó el chico muy ilusionado.


   Las dos primeras veces lo hizo bien, pero a la tercera su imaginación le jugó una mala pasada y creyó ver delante de él un gran toro cuando en realidad era un becerro. Asustado ante la visión, echó a correr.

Ilustración Ada Mª Moyano Gallego
  A pesar de lo sucedido, ella decidió concederle una última oportunidad. Esta vez tendría que hacer un ovillo con un hilo que la joven le dio, pero el tiempo era limitado, antes del amanecer lo tenía que terminar.

   Estuvo horas y horas haciendo el ovillo, ya casi estaba acabando cuando empezó a amanecer. Pero entonces observó cómo el hilo se hacía cada vez más largo y  decidió cortarlo.

   La hermosa muchacha en ese momento se dirigió a él muy triste:

   –Solo faltaba un metro para acabar, ya nadie podrá deshacer el encanto. 


   Y la joven se quedó encantada para siempre. 

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