CORPUS CHRISTI
(Adaptación de la leyenda del Corpus Christi de Peñalsordo)
POR ENRIQUE MANSILLA PIZARRO
(Adaptación de la leyenda del Corpus Christi de Peñalsordo)
POR ENRIQUE MANSILLA PIZARRO
Hace varios siglos, en un pueblo extremeño llamado Peñalsordo, el general
Cachafre y su lugarteniente Palenque estaban reunidos con algunos de sus
soldados, tratando de idear un plan para conquistar el castillo de Capilla en el
que se había producido un levantamiento moro.
–Palenque, vamos a reunir a nuestros amigos que tienen animales y les
pedimos que nos los presten –dijo el general.
–¿Para qué, mi general? –preguntó Palenque.
–Pues mira, les atamos antorchas a los carneros y atacamos por la noche –
respondió el general Cachafre.
–Y ellos se creerán que es un gran ejército y huirán –prosiguió Palenque
orgulloso de haber adivinado el ardid de su general.
–¡Qué buena idea, mi general! –exclamó uno de los soldados.
–Pero... –protestó otro de los soldados cristianos que había estado
escuchando en silencio– los cencerros harán mucho ruido y nos descubrirán.
–¡Ay! ¡Ay!, ¡hombres de poca fe...! –exclamó sonriente el general–. La solución
es fácil, se los quitaremos.
Tanto Palenque como el resto de soldados cristianos que habían asistido a
aquella reunión se quedaron asombrados por el ingenio de su general y sin
perder ni un solo instante empezaron con los preparativos. No fue difícil reunir
ese fantástico ejército de carneros en tan poco tiempo, pues eran muchos los
pastores cristianos que querían ayudar a aquel general al que tanto admiraban.
Ilustración Ángel Gómez Sánchez-Arévalo |
Por fin llegó la noche del ataque y los cristianos se dirigieron al castillo con
ese ficticio ejército con sus antorchas en la cornamenta, al tiempo que se
levantaba un gran bullicio al que contribuían los pocos soldados cristianos que
estaban a las órdenes de Cachafre y Palenque. Los moros, al oír aquel
estruendo, pensaron que un gigantesco ejército se abalanzaba sobre ellos y
huyeron sin tardanza, de manera que al entrar al castillo solo encontraron a dos
abuelos con su nieto Rafaelito, y dos vaquillas.
Ilustración Ángel Gómez Sánchez-Arévalo |
Los cristianos celebraron su victoria con entusiasmo y decidieron fundar la
hermandad del Corpus Christi para conmemorar aquella gloriosa noche en la que unos cuantos hombres, dirigidos por el general Cachafre y su lugarteniente
Palenque, consiguieron con su ingenio tomar el castillo de Capilla.
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