LA APARICIÓN DE LA VIRGEN DE BELÉN
(Basada en la historia de la aparición de la Virgen de Belén)
POR CARLOS RAMÍREZ RODRÍGUEZ
Hace mucho tiempo, cerca de un pueblo llamado Cabeza del Buey, un campesino honesto, fuerte
y alto, iba alegre por el campo junto con sus ovejas por la zona de Almorchón.
El campesino se paró en una fuente para beber agua, pero para su sorpresa vio a una mujer
hermosa en el agua. El hombre intentó alcanzarla pero no pudo, se quedó muy sorprendido pero no
se atrevió a decir nada pues pensaba que todos creerían que estaba loco si contaba esa historia.
Ilustración Belén Moreno Gallego |
Ilustración Sandra Mª Fernández Castaño |
Al día siguiente se dirigieron a ese mismo paraje el pastor, originario de Cabeza del Buey, y un
compañero suyo de Castuera, dispuestos a dar de beber a sus ovejas en un estanque cercano. Pero al
llegar a la fuente, de nuevo se le apareció esa mujer; era tan bella que no podía apartar sus ojos de
aquella visión. Su compañero de Castuera, al verlo tan ensimismado, lo llamó varias veces, pero no
respondió. Al acercarse, compartió con él la visión de aquella señora. Después, ambos corrieron
hacia otros pastores que también se hallaban en ese mismo lugar dando de beber a su ganado.
–¡Mirad, corred, hay una mujer hermosa en esta fuente! –gritó una y otra vez el pastor de Castuera.
Entonces los amigos se acercaron hacia ellos, y cuando llegaron a la fuente, exclamaron
boquiabiertos:
Ilustración Sandra Mª Fernández Castaño |
– ¡Oh, qué bonita!
El pastor que la había descubierto en primer lugar tuvo entonces una idea:
–Vamos a contarlo en el pueblo.
Pero uno que era muy sensato le reprendió:
–No, no nos van a creer, y dirán que estamos locos.
–Da igual, la primera vez que la vi pensé lo mismo, pero ahora ya no creo que debamos callarnos.
–Sí –le animó su compañero de Castuera–. Les decimos que vengan a verla, ellos mismos se
desengañaran con sus propios ojos.
Pero antes de ir a contárselo a los demás se pusieron de rodillas y rezaron. Una vez llegaron al
pueblo, se lo empezaron a decir a todas las personas que veían y como no se lo creían fueron a
aquel lugar, dispuestos a reírse de aquellos humildes pastores. Sin embargo, sus rostros pronto
mudaron de expresión, pues en aquella misma fuente encontraron la misma imagen que antes se
había mostrado ante los campesinos. Alzaron la vista y pudieron ver sobre una encina a una señora
de extraordinaria belleza. La imagen de la fuente no era sino su reflejo.
Ilustración Santos Benítez Martín |
De rodillas, todos empezaron a rezar y los milagros se sucedieron de manera que nadie se atrevió
a dudar de que aquella mujer era la mismísima Virgen María. Para rendirle culto, decidieron
levantar una ermita junto a la fuente en la que se había aparecido.
Pero no todos estaban de acuerdo
en torno a su ubicación.
–La ermita se debe hacer cerca del pueblo para no andar tanto –dijo una anciana.– La ermita debe hacerse en el lugar donde se apareció –protestó uno de los pastores.
La gente empezó a dar su opinión y como la mayoría estaba de acuerdo con los pastores, la ermita
se edificó en el mismo paraje donde se había aparecido.
Ilustración Santos Benítez Martín |
Pero pronto surgió una nueva disputa entre los dos pastores que la habían visto primero.
– La imagen debería estar en Castuera –dijo el pastor originario de aquella localidad.
–De ninguna manera –le interrumpió el de Cabeza del Buey–. La imagen debe quedarse aquí, donde
la vimos por primera vez.
–No quiero que discutamos –prosiguió el pastor de Castuera–. Siempre hemos sido grandes amigos
así que te propongo que lo echemos a suertes, si yo gano me llevaré la imagen a mi pueblo, pero si
ganas tú, se hará como dices.
–De acuerdo, así seguiremos siendo tan amigos como siempre.
Entonces sortearon la imagen, ganando el pastor de Castuera, por lo que muy emocionado se la
llevó a su localidad. Pero la Virgen una y otra vez se daba la vuelta pues quería de nuevo regresar al
lugar donde se había aparecido. Por ello se decidió que regresara de nuevo a ese maravilloso
entorno.
Poco después de este suceso, algunos campesinos empezaron a ver en ciertas bellotas de los
alrededores, la imagen de la hermosa mujer cuyo rostro se había reflejado en la fuente. Las encinas
del entorno quedaron como fieles testigos de esta historia.
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